¿De dónde surge Voltereta?

Un sueño que contagia e invita a soñar.
Un movimiento imparable.
Un reto a volar.
Una improvisación organizada.
Una paradoja.
Hacer fácil lo difícil.
Hacer posible lo imposible.
Para compartir el proceso o movimiento que nos ha llevado a crear esta historia sostenida en muchas historias, podríamos inspirarnos en la experiencia de saltar en una cama elástica y… dar volteretas


Quizá podríamos decir que Voltereta se fue creando a partir de experiencias que podríamos definir como un triple salto de voltereta, unido por el factor común de la diversidad que riza y entremezcla cada salto:
Salto 1. Diversidad de personas
A lo largo de nuestro recorrido hemos trabajado con familias, niños y niñas, jóvenes, personas que forman parte del tejido asociativo, personas de diversas profesiones, representantes políticos y personas en situaciones diversas, como el desempleo, personas con diversidad funcional, personas que han migrado, en definitiva… personas

Salto 2. Diversos contextos
Son diversos contextos por los que hemos transitado: comunitario, sanitario, educativo, social, empresarial, terapéutico

De los contextos comunitarios y participativos nos ha sorprendido especialmente la riqueza de la diversidad, la motivación de las personas por aportar, su generosidad y su interés por mejorar su entorno y contribuir al bien común.
El contexto terapéutico nos ha dado la oportunidad de nutrirnos de la cercanía, la relación de tú a tú, el valor de la relación, la habilidad de conversar, de la utilización de las preguntas y herramientas conversacionales, etc.
Del contexto sanitario hemos descubierto la capacidad de superación de las personas con algún tipo de dificultad relacionada con la salud física o mental, sus ganas de vivir, de construir y de recuperarse. También la percepción de que muchos profesionales de la salud empiezan a intuir que las relaciones entre profesionales y pacientes pueden ser diferentes y que los pacientes pueden tener mucho más protagonismo en la toma de decisiones y en la relación con sus procesos de recuperación física y mental.
En el contexto educativo nos ha conmovido profundamente la vocación de los docentes, el entusiasmo de los niños, niñas y jóvenes, así como su capacidad para movilizar sus valores, su proactividad, su mirada positiva y sus ganas e iniciativa cuando encuentran espacios para compartir, construir, alzar su voz, así como lo mucho que tienen que aportar en el presente sin necesidad de esperar al futuro.
En el contexto social nos ha ilusionado la inquietud de los profesionales por dejar atrás los modelos más asistenciales en los que prevalece el uso del “poder” por parte de técnicos y profesionales, para pasar a otro tipo de relaciones en las que las personas se sienten más “poderosas”, validadas, respetadas, con grandes recursos y potencialidades, además de responsables de sus propios caminos de transformación. Y cómo las personas reaccionan y todo lo que surge cuando esto sucede.
Del mundo empresarial nos ha llamado la atención el esfuerzo de las personas por buscar equilibrios entre el factor humano y relacional de sus empresas y los factores relacionados con el rendimiento económico, unido todo ello a una curiosidad constante por innovar.
Salto 3. Diversos modelos
Nos nutrimos de diferentes formas de estar presentes con nosotras mismas y con los demás que nos aportan las filo-prácticas que nos han enamorado a lo largo de nuestra historia: las intervenciones sistémicas narrativas y centradas en las soluciones, la Indagación Apreciativa, las Prácticas Dialógicas y colaborativas y recientemente, el Art Thinking. Cogemos pedacitos de esas filoprácticas que nos enamoran y armamos nuestro propio puzle…

Todas estas filoprácticas pueden compartir, en mayor o menor medida, posturas y formas de estar y de ser ante nosotras mismas y ante los demás. De ellas adoptamos, modificamos, ajustamos y desarrollamos todo aquello que resultaba útil para ayudarnos a invitar a un grupo de personas a reflexionar, siempre en una búsqueda de maneras de acompañar a las personas desde la horizontalidad, el respeto, poniendo en valor la diversidad de voces, el cuidado de las relaciones y del proceso por encima de los resultados. Estos valores formaron el hilo conductor que nos condujo por estos mares hasta llegar a esa mezcla de filo-prácticas que, por separado y para poder apresarlas mejor, son:
- Las Prácticas Dialógicas y Colaborativas (Anderson, 2012) nos aportan una base epistemológica que nos sitúa de una manera determinada y con unos principios muy claros: la postura del no saber, el privilegio del conocimiento local, la indagación y la transformación mutua, el ‘expertirse’ relacional, el ser abiertas, vivir con la incertidumbre y la orientación hacia la vida cotidiana común.
- Las Intervenciones Centradas en Soluciones y Narrativas nos brindan herramientas concretas, formas de curiosear y conversar y el manejo de las micro prácticas en el lenguaje para acompañar en las conversaciones.
- La Indagación Apreciativa nos pone la mirada en el grupo y/o en las organizaciones y nos ofrece unos procesos que nos invitan a recorrer determinados caminos, siempre flexibles y cambiantes.
- El Art Thinking nos aporta la posibilidad de utilizar el arte como lenguaje para conversar, de convertirnos en artistas y crear conjuntamente obras de arte que nos permitan elaborar nuevos significados y compartirlos con los demás para seguir reflexionando sobre ellos y transformándolos.
Nuestra experiencia no ha sido «juntar» los diferentes aspectos de estas filoprácticas y ponerlas todas en el mismo lugar y tiempo, como podría pasar con el aceite y el agua en un recipiente, sino buscar una mezcla o fusión de ellas, siempre bajo la protección filosófica de la mirada posmoderna, que ha sido el pegamento o la sustancia esencial que las ha fusionado y trasformado en algo diferente.